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  • En relaci n a M xico

    2018-10-26

    En relación diindolylmethane México, se observa que para todo el periodo (1900-2012) las disparidades no se redujeron y no se tienen evidencias que los estados más pobres tiendan a crecer más rápido que los comparativamente más ricos, ni que haya disminuido la dispersión de manera sostenida. Es decir, la convergencia económica entre entidades federativas no ha sido una constante a lo largo del tiempo sino más bien una excepción (Peláez y López, 2013). La misma analogía puede hacerse para los distintos municipios del Estado de Chiapas, donde la convergencia parece estar ocurriendo pero en sentido contrario, es decir, hacia una homogenización de los niveles de pobreza entre municipios. El comportamiento de la dinámica económica a partir de 1980, en Chiapas, no ha podido responder a la presión que ejerce la población económicamente activa sobre un mercado de trabajo débilmente estructurado. La población del Estado se duplicó en un plazo de veinte años. Paso de dos millones de habitantes en 1980 a cuatro millones en el año 2000 y se prevé que alcance los 5.4 millones en el año 2015. Véase gráfica 2. En el 2012, el empleo formal en el país es proporcionalmente tres veces superior al de Chiapas; la tasa de trabajo asalariado a nivel nacional era de casi 62.5% mientras que en Chiapas de 43.9%; la tasa de condiciones críticas de ocupación de la entidad es tres veces mayor a la nacional y el índice de polarización económica de Chiapas es del doble respecto al nacional; en contra parte, la tasa de desempleo abierto del INEGI (es un indicador que debe leerse al revés en economías donde impera el rezago social), en Chiapas exhibe los niveles más bajos del país, lo que ocurre porque el desempleo es una variable relacionada con la flexibilidad o la rigidez, eficiencia o ineficiencia de los mercados laborales. Identificar el desempleo abierto con la marginación es un error conceptual, ya que un desempleado mantiene las expectativas de vincularse al mercado de trabajo y el marginado carece de expectativas para probar suerte en el mercado laboral (Nájera y López, 2012). En Chiapas, la población no económicamente activa que muestra disponibilidad de incorporarse al mercado de trabajo es de alrededor de 12.7% y la agricultura de autosubsistencia representa 11.2% de la población ocupada, mientras a nivel nacional es de 3.8% (Datos de enoe). Las gráficas 3 y 4 muestran la composición del mercado de trabajo en Chiapas, el trabajo no asalariado es dominante en la economía de la entidad, el desempleo es considerablemente alto (calculado a partir de la metodología del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía, unam o de la Organización Internacional del Trabajo). En términos sectoriales, si consideramos la tasa de trabajo asalariado como un indicador del grado de desarrollo del capitalismo, el sector terciario presenta el mayor grado de penetración en Chiapas, seguido del secundario y la agricultura. Dada la baja capacidad para generar empleo en la entidad se puede decir que existe abundante oferta de mano de obra, pero de baja calificación, en Chiapas y que la demanda no crece en la misma proporción por la falta de dinamismo de la economía, por eso se refugia en actividades de baja productividad, en la informalidad y el subempleo. Se estima que la población desempleada es de 85 179 chiapanecos (Cálculos a partir de enoe). Este viene a ser un dato estructural que amén de agravar el desempleo y la marginalidad (Valenzuela, 2013), aumenta la precariedad laboral y los bajos salarios. En este sentido, la pobreza que sufre la población que aun teniendo un empleo no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral se mide a través del índice de la tendencia laboral de la pobreza, el cual se ha mantenido especialmente alto en el estado, tal y como se muestra en la gráfica 6. Como se ha señala, el sector rural de Chiapas muestra un serio estancamiento que genera un excedente importante de mano de obra, cuyas opciones son sombrías: a) el capitalismo urbano en Chiapas es débil o inexistente. En general, su capacidad de absorción ocupacional es nula (cuadro 1); b) el capitalismo nacional, el vigente en las regiones medias y más adelantadas del país. Pero este sector, tampoco es capaz de dar empleo en cantidades importantes. De hecho, es expulsor neto (Valenzuela, 2013). Nos encontramos, en consecuencia, con una masa potencial de migrantes sin destino, o con una población sujeta a la subsistencia a partir de los subsidios entregados vía programas de desarrollo social.